¿Porque hago lo que hago?
«Existe un impulso primordial en mí que me impulsa a un accionar proactivo». genia
Desde pequeña viví eventos políticos en la casa de mis abuelos paternos en Santiago del Estero, en el campo de Nueva Esperanza.
Recuerdo muuuchas personas que llegaban en caballos, sulkis o zorras durante todo el día. Era el día de las elecciones, y las gentes venían a votar desde campo adentro. Se quedaban en Casa de mis Abuelos a descansar, comer, guitarrear, bailar, chupar… todo eso atravesado por la política.
Los chicos jugábamos y corríamos lejos de la reunión. Íbamos a la cuadra donde estacionaban, y allí mezclados entre sulkis y caballos amarrados en las cercas, olíamos el olor de sus bostas. Algunos salían corriendo con la nariz tapada. A mi no me daba asco, me gustaba y aún hoy me gusta. Era una brisa más en la quietud de la tarde santiagueña. Ese intenso perfume a campo. En mi ciudad, cuando todavía circulaban los carros tirados por caballos, las mujeres levantaban la bosta de caballo que quedaban en la calle, indignadas! . Nos olvidamos como cultura que la bosta de caballo es un buen abono para las plantas. Que lástima que se haya creado esa distancia entre la Naturaleza y las mujeres
En mi niñez aprendí en la Casa de mis Abuelos algo esencial: que la política y la cultura son parte de la vida en comunidad. Por lo tanto es un tema que se debe atender, sabiendo que un@ es capaz de generar cambios.
A los 7 años mi padre me llevó con él a pegar carteles pa
ra una campaña electoral.
En mi niñez tuve la iluminación de la integración con la naturaleza. El campo, la acequia a la siesta, bañándonos en arcillosa agua. Entendí que el horror está siempre presente cuando escuchaba los mugidos de la vaca sacrificada para el evento. Eso si que me paralizaba. Era casi el único momento conciente en que quedaba estatua con los ojos fijos en sus ojos fijos, desorbitados .